En la última década, el sector de la construcción, al igual que muchos otros sectores, ha sufrido una transición tecnológica muy grande y se halla en un período de digitalización continuo. Esta evolución tecnológica, sobre todo en los métodos constructivos ha hecho que el propio negocio se modifique y ha promovido el cuestionamiento de los procesos tradicionales, rompiendo con los sistemas establecidos. Por ejemplo, ya forma parte de nuestra realidad ver robots o impresoras 3D capaces de crear una pared de ladrillos o piezas para obras y proyectos. Por otro lado, y no ajeno a este panorama tecnológico, la consolidación del Big Data y la Inteligencia Artificial ya están revolucionando numerosas industrias y como no, el sector de la construcción no es la excepción.
La Inteligencia Artificial, de ahora en adelante IA, es un campo de la informática que se enfoca en crear sistemas que puedan realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como el aprendizaje, el razonamiento y la percepción. En otras palabras, es la tecnología que permite entrenar a las máquinas para imitar funciones cognitivas humanas, capaz de detectar patrones, aprender a partir de la experiencia y comprender datos e imágenes. En el sector de la construcción su uso es claramente una ventaja competitiva pues puede procesar y analizar datos en tiempos muy reducidos, optimizar recursos de todo tipo aumentando así la eficiencia, lograr mayor precisión y mejorar la seguridad analizando riesgos.
Y es aquí donde la IA tiene la autoridad de impactar a toda la cadena de valor, desde la producción de materiales de construcción hasta la logística, el transporte y la gestión de proyectos. Este “boom tecnológico” puede resultar abrumador para aquellos profesionales o empresas que no estén familiarizados con estos conceptos y no vean cómo poder aterrizar la IA en su día a día. Sin embargo, existen algunos ámbitos donde la aplicación de la IA ya es una realidad como en la asignación de tareas y diseño de flujos de trabajo, en la mejora de la seguridad en las obras, en la construcción inteligente (que junto con el BIM pueden formar un dúo de gran potencial), en procesos de diseño de estructuras y proyectos, en topografía y cartografía de tierras, en transporte y logística e impactando positivamente en la sostenibilidad mediante la optimización de recursos.
Aunque muchos desconocemos aún su enorme potencial y podemos ver la IA como algo abstracto y complejo, la IA no tiene por qué ser confusa ni difícil. El secreto, como muchas cosas en la vida, está en repensar aquello conocido y familiar para definir en qué parte de la cadena esta tecnología puede enriquecer y mejorar nuestro flujo de trabajo hacia la eficiencia. Predecir cuáles serán los efectos de la IA en la industria de la construcción a largo plazo es aún atrevido, pero de lo que no hay ninguna duda es de las oportunidades innegables y el potencial que presenta para el sector.