Fruto de edificar y construir sin dar mayor importancia a la eficiencia energética, muchas viviendas e inmuebles de nuestro país están cimentados sin ninguna exigencia térmica ni acústica, lo que se traduce en facturas caras y poco confort para muchos usuarios. Y es que una vivienda con fugas y con un aislamiento deficiente “es como una bicicleta con un agujero en la cámara de aire”, comentaba Alberto Murcia, entonces vicepresidente de la Asociación Empresarial de la Gestión Inmobiliaria (AEGI) en un artículo publicado en El País.
Podríamos definir una reforma eficiente como aquella en la que se aplican criterios de alta eficiencia energética para conseguir no sólo mejorar la calidad de vida y el confort, sino ahorrar dinero en la factura energética, lo que es primordial para nuestros clientes. Y hoy, lograr un gran ahorro energético gracias a la rehabilitación es posible. De aquí la importancia de aprovechar una reforma, saber bien qué objetivo queremos lograr y mediante qué sistemas o materiales lo vamos a hacer posible para conseguir este salto de calidad que todos perseguimos.
¿Cuáles son las principales soluciones constructivas para aumentar la eficiencia energética?, ¿qué podemos ofrecer a nuestros clientes para conseguir una reforma eficiente? Desde mejorar el aislamiento térmico en fachadas, techos y cubiertas, hasta colocar vidrios adaptados a cada orientación, considerar y seleccionar a conciencia los materiales y no obviar los sistemas de ahorro de climatización y agua. Generalmente, un buen aislamiento térmico conlleva una mejora en el aislamiento acústico.
Conscientes de que la eficiencia energética es hoy una de las prioridades que conforman la agenda en el sector de la obra nueva y de la rehabilitación, es urgente detener los déficits de calidad de nuestros edificios. Apostar por una rehabilitación eficiente supone darle un mayor valor añadido a nuestro cliente a la par que incrementa el valor de la actividad de nuestra empresa.