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Un antídoto infalible a las lluvias: la impermeabilización

La impermeabilización es un proceso esencial en la construcción de edificios que impide que el agua y la humedad penetren en las estructuras, protegiendo materiales y aumentando la durabilidad de los edificios. La verdad es que, a medida que avanzamos hacia un futuro donde conceptos como sostenibilidad y eficiencia energética son innegociables y se han vuelto bases sobre las que deben asentarse todo lo demás, la impermeabilización se vuelve aún más decisiva.

Recientemente, con las lluvias como protagonistas en España, la Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización (AIFIm) insistía en la importancia de la prevención y el mantenimiento para evitar daños estructurales en inmuebles expuestos al agua.

Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), entre el 26 de febrero y el 4 de marzo de 2025 se registraron 30 litros de agua por metro cuadrado, cifra que se triplicaba en algunas zonas del país alcanzando los 100 litros por metro cuadrado. Este exceso de precipitaciones puede comprometer la estabilidad de los edificios, provocando humedades, filtraciones y goteras.

También AIFIm destacaba que el 44,57% de las patologías en inmuebles se originan en la cubierta debido a problemas de humedades y filtraciones. Que un 22% de los casos tienen su origen en filtraciones puntuales y que otro 18,16% se debe a deficiencias en la impermeabilización, según la Fundación Musaat.

Con esta radiografía actual, queda claro que las condiciones climáticas de la zona en la que vivimos y cada vez más, acentuadas por el cambio climático, demandan una gestión adecuada ante los fenómenos atmosféricos desde las cubiertas hasta los cimientos, pasando por la impermeabilización de la fachada. Abordar la impermeabilización de construcciones, obras y proyectos no únicamente es para prevenir males mayores, también nos ayuda a poner en valor los beneficios que estas acciones traen consigo y que no hay que pasar por alto. Así pues, la impermeabilización no únicamente busca proteger las estructuras, sino que supone una inversión que se traduce en ahorro económico bastante significativo. Y es que al extender la vida útil de la edificación y minimizar los requerimientos de mantenimiento y reparaciones, los gastos a largo plazo se reducen considerablemente, demostrando que lo barato sale caro cuando se ignora la impermeabilización adecuada. Otro beneficio clave es el confort y la salud: una correcta impermeabilización asegura un ambiente interior libre de humedad y moho, factores que pueden afectar negativamente la salud respiratoria y el bienestar de los ocupantes.

En resumen, para lograr la gestión adecuada ante los fenómenos atmosféricos y poder gozar de los beneficios de esta técnica, existen diversas soluciones en el mercado que próximamente, desde la Revista de la Construcción os detallaremos a través de nuestro Número Especial de Impermeabilización y Aislamiento.

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