En la cubierta plana invertida, el aislamiento térmico (XPS) se instala por encima del elemento de impermeabilización, protegiéndolo de posibles desgarros y roturas.
Las humedades y filtraciones son la primera causa de patologías de los edificios, padeciéndolas el 28% de los inmuebles del parque edificado.
Los diversos fenómenos climatológicos vividos este año (Filomena, DANAs, etc.), sumados a la circunstancia de que el 54% de las viviendas fueron construidas antes de 1979 (según datos del INE), nos sitúa ante un parque edificado muy envejecido, subceptible de sufrir problemas de filtraciones y humedades.
La cubierta, al ser uno de los elementos más expuestos del edificio, acusa en mayor medida esta circunstancia. En España, donde gran parte de los edificios cuentan con cubierta plana, los problemas más frecuentes tienen que ver con el envejecimiento de los materiales; el desprendimiento en los solapes y otros puntos singulares; el deterioro de los diferentes materiales de acabado, y la rotura y/o desgarro del sistema de impermeabilización.
De hecho, las peticiones para renovar la impermeabilización de las cubiertas han aumentado exponencialmente, registrándose un incremento interanual del 95%, según recoge Habitissimo en su último informe trimestral.
Para mejorar la durabilidad de la cubierta, protegiendo un elemento clave como es la impermeabilización, desde AIFIm, Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización, destacan las ventajas de la cubierta plana invertida.
“Este tipo de cubierta es, en la actualidad, el más empleado para la construcción de tejados planos. Apareció en los años 50, gracias al desarrollo de materiales de construcción innovadores y con un mejor comportamiento a la intemperie y a la humedad, como es el Poliestireno Extruido (XPS), y desde entonces su uso se ha generalizado”, explican desde AIFIm.
La cubierta plana invertida funciona al revés que la cubierta convencional, es decir, el aislante térmico (XPS) se instala por encima y protege al sistema de impermeabilización, otorgándole a la cubierta distintos beneficios, como una mayor protección de la capa de impermeabilización ante las variaciones de temperatura del exterior, ya que esta no queda expuesta al situarse debajo del aislamiento térmico. Además, con la instalación de este tipo de cubierta se mejora la eficiencia energética y se reduce la aparición de patologías relacionadas con la humedad.
“La membrana impermeabilizante actúa como barrera contra el vapor, ya que esta está situada bajo el XPS. De esta manera no es necesario instalar una capa de material adicional para la realización de dicha función”, aclaran desde AIFIm.
La cubierta plana invertida contribuye a la protección de la capa de impermeabilización también en la fase de instalación, reduciéndose la aparición de desgarros o roturas, que pudiesen comprometer el buen rendimiento de la cubierta, y reduciendo la necesidad de mantenimiento a lo largo de la vida del edificio.
“De esta manera, la cubierta plana invertida reduce la huella ambiental del edificio, mejora su eficiencia energética y garantiza la salud y seguridad de los habitantes del inmueble”, finalizan desde AIFIm.